sábado, 1 de octubre de 2011

CONSEJOS PARA PADRES

¿Podré ayudar a mi hijo índigo si yo mismo(a) no puedo con mi vida?

¿Estoy harto(a) de mi vida y no sé que sería de mis hijos si yo no estuviera?

Primeramente, si están en nuestro pensamiento éstas preguntas, necesitamos ayuda urgente. Debemos ayudarnos a nosotros mismos.

Si yo no me atiendo, ¿Cómo voy a atender a los míos cuando ni yo mismo(a) atiendo mis muchas necesidades?

Si yo no me amo, ¿Cómo voy a amar a nadie?

Muchos dirán,” yo quiero y atiendo a mis hijos aunque no tenga tiempo para mí y eso es más que suficiente para mí”.

¿Qué tan cierto es esto?

¿Somos sinceros o solo queremos dar una fachada de padres abnegados?

¿Hay sinceridad en esta frase?

Simplemente, al darnos 100% a los que amamos, desarrollaremos un sentimiento de profundo pesar y dolor en el fondo del corazón. Una amargura de la cual muchas veces no nos damos cuenta hasta que es muy tarde (aunque nunca es tarde para empezar a amarnos). Esta amargura, (más común en mujeres que en hombres) es el inicio del cáncer de mama. Todas las enfermedades físicas tienen un origen emocional. Cuidemos nuestras emociones para proteger nuestra salud.

Nuestra alma nos coloca en las situaciones de la vida y nos da el trabajo –sea ya limpiador de zapatos o señor, príncipe o mendigo- que es más idóneo para nuestra evolución y donde mejor podemos aprender la necesaria lección. Da igual la posición que siempre hayamos tenido, la única necesidad reside en cumplir el trabajo particular que se nos ha asignado y todo se volverá bueno.

Enfermedad es la consecuencia de un conflicto cuando la personalidad se niega a obedecer los mandamientos del alma, cuando existe una desarmonía, enfermedad, entre el elevado y espiritual yo y la personalidad, más baja, que conocemos como nosotros mismos.

A ninguno de nosotros se nos va a encomendar algo que no podamos realizar, ni se nos va a exigir más de lo que tengamos en nuestro poder. Edward Bach, Los Remedios Florales 1924.

Nuestro propósito en esta vida es realizar los designios de nuestra alma. Nuestra alma tiene un plan para nosotros en esta vida, un plan que necesita vencer para poder evolucionar y crecer espiritualmente; cuando el cuerpo físico no “oye” o “no hace caso” al deseo del alma, entonces se produce un “rompimiento de entendimiento” entre alma y cuerpo y ese rompimiento de flujos de energía se traduce en enfermedad.

La falta de amor propio (una autoestima baja), es infelicidad y amargura. ¿Cómo puede alguien falto de amor propio ser feliz? Debemos querernos a nosotros mismos…como somos: gordos, flacos, blancos, morenos, negros, analfabetos, cultos, altos, bajos, en fin, tantas imperfecciones que nosotros mismos nos hemos impuesto. A la divinidad no le interesan los detalles, solo el corazón; las acciones de éste para con uno mismo y para con los demás. Al aceptarnos como somos será casi inmediato el amar a los demás. Si todavía tengo algún resentimiento hacia algo o alguien, entonces hay algo de mí que no acepto todavía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario